mi trabajo

Taller para jóvenes escritoras y escritores

Es cierto que hay experiencias que deben vivirse porque explicarlas es complicado y este ha sido el caso con el taller que he impartido para jóvenes escritoras y escritores.

Parece que todo vino rodado desde el momento que me propusieron hacer la sustitución de la persona que lo iba a impartir y que, por un accidente, se tenía que excusar. Además se han sumado factores que me han ilusionado desde el minuto uno que acepte la propuesta, como el tener todos los días que viajar en tren, el transporte público que más me gusta, que me he puesto a enseñar a personas interesadas en aprender, sumando a eso que el taller lo impartía en pleno centro de la ciudad de Cádiz, en la Casa de la Juventud lo que me facilitaba el paseo mañanero por el exterior del puerto viendo barcos. He disfrutado cada día, pero sobre todo con esto último, que me ha hecho recordar cuando paseaba de pequeña de la mano de mi padre y subía con él a los barcos atracados, algo que por seguridad ya no permiten.

Si tengo que hacer una valoración del curso puedo decir que ha sido para mí muy positivo puesto que ha habido mucha retroalimentación. Soy de ese tipo de persona que está en continuo aprendizaje y evolución; no me entendería de otra manera. Los detalles de esta actividad los iré comentado según vaya surgiendo la ocasión, pero sobre todo lo que quería destacar es que les he animado a que escriban, pese a que les he metido mucha tralla con la teoría. Entiendo que a escribir se aprende escribiendo, pero sin una base sólida pienso que es inútil hacer el esfuerzo porque en realidad es como abrirle una gran despensa a alguien que no tiene ni idea de cocina y decirle: haz una buen plato.

Y, sobre todo, quería quitarles ese miedo a publicar. Así mi propuesta ha sido que escriban pequeños relatos y yo se los publico en mi blog. Para que estén tranquilos les animé a que lo hicieran con seudónimo. Hoy os presento el resultado de uno de esos pequeños relatos escrito por uno de los compañeros que asistieron al taller. La premisa era: un personaje al incorporarse en la cama encontraba que las zapatillas que estaban esperándolo no eran las suyas. ¿Qué ha ocurrido? Espero que os guste.

Photo by Henry & Co. on Pexels.com

BLANCO

Me despierto.
Solo recuerdo una gran luz blanca al abrir los ojos, pero lo que respecta a mi nombre, mi pasado y el resto de mi identidad; no.
Me incorporo en la cama y pongo la vista en el suelo, allí veo unas pantuflas blancas, sé que no son mías, lo supongo porque son más grandes cuando me las pruebo, no son cómodas, pero es mejor que ir descalzo.
Toda la habitación es blanca, incluido los muebles. Salgo por la puerta del mismo color, y lo único que encuentro al frente es un pasillo incoloro por el que decido deambular.


—¡Alerta! ¡Sujeto de pruebas en fuga!

Me doy la vuelta y veo una figura humana con un traje blanco de protección biológico que me está señalando con la mano. Al instante, suena una alarma, así que salgo pitando de ahí, sin embargo, no me están persiguiendo.
Intento encontrar una salida, pero es todo un laberinto donde ni siquiera puedo recordar cuantas veces he cruzado por el mismo sitio.
Empiezo a escuchar pasos, son de un científico con una coleta plateada. Me mira y me sonríe con bastante malicia, y con las manos extendidas me dice:

—Vaya, vaya, con que estabas por aquí.


Huyo de él antes de que acabe la frase, pero está clavado en el sitio, sin hacer nada. Escucho un ruido y mi cara acaba besando el suelo, siento una presión en el pie, y cuando giro, no pude creer lo que estoy viendo.
Su mano derecha, que aparentaba ser humana, resulta que es mecánica. La había extendido, agarrando a lo justo mi pie.
Al forcejear un poco, consigo liberarme gracias a que la zapatilla es más grande. La otra se la lanzo antes de seguir corriendo hacia la salida para huir del chiflado ese, aunque apenas llego a avanzar un metro y todo lo que consigo es que él muestre una mueca de desaprobación.


—¡Es inútil intentar escapar! ¡Desiste de ir por la luz blanca!

¿Dijo luz blanca? La veo, debe ser la salida. Voy derechito hacia la libertad después de correr por todos lados, pero mientras más avanzo hacia la luz, más intensa se hace.
Y, en algún momento, me desmayo para despertar luego en una cama y sin recordar nada de lo que ha ocurrido…


Me despierto.

Autor Ad Gate

1 comentario en “Taller para jóvenes escritoras y escritores”

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