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Una cita a ciegas con un libro

¿Habéis tenido alguna vez una cita a ciegas?

En mi caso puedo contaros que en el transcurso de este año ya es la segunda que tengo. La primera, que ha sido con una persona, la dejo en el apartado de mis historias privadas, pero la segunda fue con un libro y, por lo tanto, me puedo permitir el lujo de contarla con pelos y señales.

Como sabéis muchos, desde el año pasado, además de desarrollar mi labor como escritora, me encuentro impartiendo los conocimientos que se requieren para el desarrollo de diversos puestos de trabajo (saber) y la formación transversal destinada a la mejora de las actitudes de las personas (saber hacer y saber estar). Por el aula pasan alumnos de todas las edades con diversas inquietudes, entre los que hay algunos que destacan por interesarse por el mundo de los libros como lectores, aunque esta semana me sorprendió uno de ellos, Daniel, con un proyecto que quiere desarrollar su hermano, Manu, y que le da título a esta entrada: Cita a ciegas con un libro.

Hoy quería compartir con vosotros un poco la idea de esta iniciativa de un soñador discerniente, como así se denomina Manu, y que podría resumirse en el lema que he visto en su página de Facebook: Ofreciendo una nueva oportunidad a los libros. Dándoles dignidad y un nuevo valor. Su planteamiento es crear citas entre lectores y libros, preparando un ambiente adecuado para que el encuentro sea un éxito, algo de lo que puedo garantizar pues es un tema del que entiendo bastante. Para una primera cita la ilusión no nos la quita nadie. pero además esta ilusión suele ir rodeada de una puesta en escena que nos pone espitosas o espitotoso, como diría mi hermana Pastori, y que es fundamental para disfrutar del momento. Me gustan tanto los preparativos para sorprender a mi amante como el hecho del encuentro, y así lo ha entendido Manu, algo que con sus palabras en Facebook nos lo pone de manifiesto:

Algo sabes sobre él\ella. No es mucho, pero a grandes rasgos hay algo que te atrae como para querer conocerlo con más profundidad. Parece interesante, alguien con muchas cosas que decir y que contar.

Nosotros hemos hecho todos los preparativos para que la velada salga perfecta.

¿Qué te parece?

Te presentamos a los chicos/as y tú eliges con quien quieres quedarte. Es cierto que el lugar lo pones tú, pero nosotros el ambiente.

Un código QR a una bonita lista de reproducción musical, una vela perfumada para crear atmosfera, una bebida caliente para que te relajes, un chocolate, algo dulce siempre apetece y sienta bien, unas hojas decorativas para hacer del lugar aún más bonito, un lápiz para que tomes notas sobre las cosas que te está contando, un marca páginas para cuando decidas hacer una pausa, un poema para emocionarte y finalmente el reto literario + sensaciones para que anotes las cosas que has sentido con tu cita, si te convenció o no e incluso para registrar a que amigo se lo presentarías.

Tú relájate, disfruta y déjate llevar.

¿Quieres conocer a uno de estos candidatos/as? 😉

https://www.facebook.com/labiblioambula

En mi caso la cita a ciegas ha sido con un libro de Paco S. Sampalo, autor de San Fernando (Cádiz), titulado El misterio de los duros antiguos, un thriller que se desarrolla durante los Carnavales en la ciudad gaditana, con eso casi lo digo todo y os animo a leerlo.

Pero junto al libro iban todos esos pequeños detalles que hacen del envío algo original, pues no es solo para tener un gesto que llamara mi atención , sino que es una forma de darle contenido a su proyecto de regalar libros y crear una relación estrecha o hilo rojo entre la persona que lo regala, la que lo recibe y teniendo un libro como nexo de unión, que es la parte material de esta cita a ciegas.

Junto a todos estos regalos que veis (vela, QR que me llevan a una lista de Spotify, bolígrafo, una bolsita de té, etc), os cuento que todo tiene una razón de ser y es la de llevarnos más alla, porque esta puesta en escena es la puerta de otro proyecto también muy ambicioso como es el de hacer una biblioteca ambulante para la ciudad de Cádiz. Cito textualmente las palabras del ideólogo que podréis encontrar en el enlace de su IG que os lleva a la página de este autor. https://www.instagram.com/labiblioambula/?hl=es

La idea de este proyecto surge porque tengo los medios para abrir una librería ambulante, un triciclo de carga con un bonito cajón de madera donde quiero exponer los libros nuevos que salgan al mercado. Además, también poseo un remolque de 1,60 cm para vender los de segunda mano. Tengo infinidad de ideas para el proyecto… el problema, es que de momento el Ayuntamiento de Cádiz no me da la licencia para llevarlo adelante. Descuida, no me voy a rendir y si no es en Cádiz será en otro lugar.
Una vez leí una frase que reza «Dicen que el que no cree en los sueños es por que no los ha visto. Tal vez, como yo he creado sueños creo en ellos.» Y pienso cumplir mi sueño de una manera u otra.

Manu AM

Junto a todo lo que os presento, destacaría un fragmento escrito por el propio Manu Alvárez y que parece que lo ha hecho inspirado en este momento de mi vida, que es tan dulce como el Huesito que acompaña al libro y que también quiero compartir con vosotros, pues para mí es la gran puesta en valor de toda esta historia. Una forma de darse a conocer que se sale de lo habitual y que me ha tocado el corazon, sacando a pasear mi lado entrañable, que además en estos momentos tengo a flor de piel.

El Atardecer:

Eres mi rezo cumplido, mi oficio divino. Mi último amor terminó en la liturgia de las horas nonas, a la misericordia. Tú no apareciste hasta las vísperas del atardecer, después del Ángelus. Ahora unidos tenemos tiempo para alcanzar el final de las completas. A estas horas de nuestras vidas somos un crepúsculo sereno, un punto cardinal en el cielo, colores bermejos, en un espacio de tiempo, que deseo infinito.

Manu AM (www.manuamlibros.blogspot.com)

Hay quien habla de casualidades, pero mi hermana siempre dice que son causalidades, el que crea pues que lo disfrute conmigo y las personas que no crean pues que piensen en esta historia como el inicio de una novela de ficción. Y a todos ellos les animo para que relean y se pongan de fondo una canción que también ha llegado a mi vida en este momento, dentro de mi círculo de causalidades. Y tal vez entienda que lo que consideramos una cita a ciegas solo es en realidad un reencuentro, después de dar tumbos por la vida, y que todo se resumen en: cuando estés en otra vida, búscame. Y nos hemos encontrado.

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La literatura romántica: las cuatro leyes de las almas gemelas.

Es curioso que, precisamente hace tres días en las redes, una compañera https://www.instagram.com/p/CosSphwLEtR/?hl=es haya publicado esto. Y como es algo que estoy viviendo ahora mismo en persona, aunque ya he tenido otras vivencias sobre el tema, quiero compartirlo con vosotros desde el punto de vista literario, ya que desde el personal preferimos mantenerlo en un discreto segundo plano:

Las distintas teorías sobre el concepto de Amor, con mayúsculas, surgen ya desde la antiguedad y el ejemplo lo tenemos en la obra titulado El Banquete de Platón que nace en  el año 385 a. C., año donde el filósofo plasma la idea de tener «otra mitad», y que todavía es una idea válida para muchos, porque ha perdurado en numerosas culturas a lo largo de la historia. Pero el problema de las teorías de este filósofo es que se han trasgiversado dando lugar a un término que es el amor platónico, al que se le ha conferido de un significado como algo imposible de alcanzar dentro de las relaciones humanas e incluso dándole un toque peyorativo.

Antes de llegar a este punto, tal vez habría que saber que Platón fundamenta su teoría sobre el amor en otra que se denomina dualismo. Podríamos resumirla de una forma bastante simple didiendo que Platón creía que el ser humano es, en esencia, un alma atrapada en un cuerpo. Que todas las realidades que nos rodean están formadas por dos sutancias independientes: la materia y el espíritu. Como resumen solo tenemos que decir que la concepción platónica del amor es, por lo tanto, el de un impulso que nos lleva a querer ir más allá de lo material,  es alcanzar su belleza espiritual,  por lo que podemos decir que en realidad Platón jamás utilizó ese término ni su teoría sobre el amor es lo que nosotros en la actualidad llamamos amor platónico.

¿Cuál es la diferencia entre amor platónico y romántico?

El amor platónico es un concepto que nació de la mano de los filósofos neoplatónicos que hablaron del amor como el deseo de belleza, una suerte de iluminación que revela la perfección. El amor romántico contemporáneo retoma este discurso a través de la idealización de la persona de la que nos enamoramos y claro, empezamos a llenar este amor romántico del mismo caracter ligeramente peyorativo que ha tenido el amor platónico a lo largo del tiempo. Mi percepción es que tal vez por eso se ha denostado muchas veces a la novela romántica llegando a ridiculizar ese tipo de tramas cuando dentro de la literatura de todos los tiempos es un género recurrente del que se han escrito páginas y páginas, destacando muchas obras como verdaderas joyas literarias.

Pero dando una vuelta de tuerca, el amor plátonico o romántico tiene otro exponente ya que en algunas tradiciones hindúes sostienen la idea de que las personas tienen una conexión kármica con ciertas almas. Y en yiddish existe un término para denominar al compañero de matrimonio ideal o predestinado; se le llama bashert, que se traduce vagamente como destino.

Desde Romeo y Julieta, pasando por Heathcliff y Cathy, protagonistas de Cumbres Borrascosas, la literatura occidental está repleta de ejemplos de amantes que estaban destinados a estar juntos. Aunque la idea de alma gemela puede haber existido durante miles de años, el término real comienza a desarrollase en el siglo XIX ya que se tiene constancia de su  aparición por primera vez en 1822. El poeta Samuel Taylor Coleridge escribió en una carta: «Para ser feliz en la vida de casado… debes tener un alma gemela». Su triste realidad es que en su matrimonio fue desgraciado, pasó la mayor parte de la unión lejos de su esposa, antes de que finalmente se separaran para siempre y aún así la teoría de las «almas gemelas» pervivió a este matrimonio y a varios siglos hasta llegar a nuestros días donde incluso se ha desarrollado una seríe de leyes para darle consistencia a esta teória

Pero antes de pasar a esas leyes, recordemos que no solo la teoría de las almas gemelas es algo propio de las historias occidentales, puesto que junto a eso nos encontramos unas historias similares en las tradiciones de otras culturas del mundo. Un ejemplo lo tenemos en la teoría del hilo rojo que se remonta a su origen mitológico chino y japonés. La leyenda dice que el Abuelo de la Luna les ata cada noche a los recién nacidos un hilo rojo en el dedo meñique (unido al corazón, por eso además es rojo), y dos almas quedan conectadas para siempre.

Las cuatro leyes de las almas gemelas

En teoría, para que no penséis que me he vuelto loca o me he pasado al bando de las románticas empedernidas ya que debo mantener una reputación, puedo empezar diciendo que la idea de encontrar al alma gemela puede ser en realidad un bálsamo después de una mala cita, o una forma de  narrativa para una propia historia de amor (me enamoro y para darle sentido a la historia me invento, para mí, la teoría de las almas gemelas) y eso es algo que se observa en muchas tramas de las novelas románticas, pero, aún así, hay toda una teoría asentada que la apoya y que ya es cosa tuya, querido lector, que la creas o no.

1.-Primera ley:  Ley Material

Las almas gemelas estarán destinadas a encontrarse.

Hay que leerlo bien; no quiere decir que deban buscarse de una forma desaforada. Ese es el error que en cambio en la literatura romántica tiende a hacerse bien. Los protagonistas de las novelas no se buscan, se encuentran de casualidad, un cruce ocasional, un accidente casual pero que en realidad lleva implicita la causalidad. En la vida real puedo hablar de mi experiencia, porque al final de eso se trata, de aplicar nuestras vivencias a la literatura que escribimos. Esto me lleva a comentar de que hay ciertas corrientes de pensamiento que dicen que las almas gemelas pueden ser también amigos o familiares; y sí, es válido. Sin embargo, a esto se le conoce más con el nombre de almas compañeras, y ahí hablaría de la que considero como mi hermana sin serlo, Pastori. Parece que hemos sido separadas al nacer, o como dice esta corriente de pensamiento, hemos hecho un pacto antes de nacer y que olvidamos las dos. Esta es también una temática que se utiliza en las novelas de este género utilizándolo como subtrama y ejerciendo ese papel el amigo o amiga que da el apoyo incondicional a la o el protagonista. Y esa conexión es tan fuerte que podría hablar y poneros ejemplos de hechos que nos han ocurrido a las dos de forma simultánea pese a estar separadas por cerca de 100 kms.

Pero aquí vamos a hablar de una sincronía. Cuando la vida nos trae las cosas en forma negativa quien lo sufre piensa que todo el mundo está en su contra y por eso todo le sale mal. En cambio, cuando los hados, el destino, el universo, pon el nombre que quieras, tiende a que haya una causalidad que favorezca que las cosas salgan bien ya comienza el excepticismo. Un excepticimos muy bien gestionado en las novelas románticas por parte de aquel personaje que ya sea por envidia ya sea por intereres espúreos, tratará de ponerle palos en las ruedas al personaje principal  de la trama porque no puede admitir que las cosas le salgan bien al resto de la humanidad.

Normalmente en este tipo de relatos, el autor o autora lo desarrollará al gusto de su pluma, que a veces es algo muy similar a lo que yo recomiendo en la vida real: ponte el mundo por montera y mantente en un discreto silencio. Cuanto menos gente sepa y se inmiscuya en la forma de gestionar tu vida, mucho mejor.

A veces esas almas gemelas se encuentran y por lo que sea una o ambas partes, deciden no tomar la iniciativa de conocerse, deberán esperar entonces hasta que las situaciones se vuelvan a dar para otro futuro encuentro. Y tal vez, tengan que esperar mucho tiempo. ¿Cúantas tramas hemos leído en las que pasan varios años hasta que los protagonistas se encuentran de nuevo? Se produce un desencuentro incial y todo se va a al garete.

2.-Segunda ley: Ley Mental

La mente pondrá a prueba las percepciones para sanar las heridas del pasado.

La mente también tiene la capacidad de hacer ver la necesidad de sanar las heridas del pasado, de manera que puedan permanecer en el aquí y en el ahora, y puedan conocerse verdaderamente el uno al otro. Y eso sienpre es un papel que tienen uno de los dos personajes principales de la historia, uno ejercerá la función de sanador ya sea por experiencia o porque así le ha sido dado de nacimiento y por supuesto nuestro autor así lo ha considerado oportuno y le habrá dado ese papel e incluso a veces los papeles se intercambiarán a lo largo de la trama. Porque ambos protagonistas tienen sus mochilas cargadas y todo eso influirá en su relación. Unas veces será para bien pero en los inicios pueden ser grandes piedras que les impidan avanzar, pero aún asi puede que uno de los dos tenga un gran poder para curar esas heridas del pasado.

3.-Tercera ley: Ley emocional

Las almas gemelas solo pueden sanar, cambiar y amar por decisión propia.

El alma gemela podrán cambiar, si toman en cuenta la emoción y la motivación que sienten el uno por el otro. Si tienen en cuenta la ternura, la admiración y la pasión del espíritu del uno, que a su vez es observado y apreciado por el otro. Eso sí, recuerda que una persona no puede cambiar a otra, pero una persona sí puede decidir cambiar por sí misma.

Una subtrama dentro del género es aquella en la que nuestros protagonistas rememoran una relación previa, de la que han descubierto que se sustenta en una potente pero sutil manipulación, que les hizo permanecer atados pero sin darse cuenta de que es una relación tóxica. Una situación en el que la relación se apoya en una continua presión basada en la exigencia de que debe haber un cambio. Una continua sarta de reproches donde el culpable es nuestro personaje principal y si la relación no funciona es porque se niega a cambiar. 

Aquí es dónde nos encontramos con el clímax de la narración, si la trama nos habla de una relación tóxica previa que además nos supone una mochila que crea incertidumbre y dolor, el autor tenderá a que ambos personajes se vean motivados a tomar un estilo de vida favorable; el plano emocional los llevará a visualizar un futuro juntos, los guiará a situaciones de crecimiento en múltiples aspectos y les hará hacer que la relación avance porque todos trataran por todos los medios de luchar contra sus propios miedos y gestionando aquellas actitudes que les supusieron una carga o lastre en la anterior relación tóxica. No es que se cambie por petición del otro, se cambia por la propia necesidad de superar el pasado. Gestionando bien este camino los protagonistas llegarán a la última ley.

4.- Cuarta ley: Ley espiritual

Las almas gemelas serán llevadas a descubrir el amor incondicional.

Ahora se llega a ese momento en el que ambos se sentirán cambiados o transformados para bien, tanto en aspectos de nuevos hábitos como de nuevas perspectivas. Todo ello conllevará a que sientan agradecimiento por la relación; agradecimineto del uno por el otro. El deseo de querer crecer como pareja será aún más fuerte y ambos sentirán que se complementan en múltiples niveles. En niveles de pensamiento, de energía y de materialización. El amor que nos lleva a desear el máximo bienestar de la otra persona, sin esperar nada a cambio. Es ese final que en las novelas siempre decimos de: fueron felices y comieron perdices. Eso en mí sería algo complicado porque no me hace mucho tilín la carne de caza y si es la de ave, menos. Pero como ha sido San Valentín hace poco, aunque sea algo comercial, pongamos ilusión en la vida de nuestros protagonistas, que bien lo han sudado, y pensemos que así será el final perfecto.

En la vida real pongamos que a veces estas historias se gestan, pero sus protagonistas prefieren dejarlo en el anonimato. De todos modos, uno de los avisos que se dan para estas historias es que no significa que una vez que estas leyes se cumplen todo vaya a ser un camino de rosas. Es importante estar con el pico y pala, día a día, para que la tercera y cuarta ley se mantenga en vigor y no la derogue nadie, no hay nunca que dar, en una relación, nada por ganado, nada por finalizado, nada por conquistado. Pero eso es igual en la literatura, aunque hay veces que sale alguna novela que nos habla de segundas oportunidades o de que ocurrió despues de las perdices, pero esas son los menos. Aún así, quien tenga la suerte de vivir en su vida lo que la literatura nos cuenta muy a menudo, que lo guarde como un tesoro, que lo mime, riegue y cuide porque esas oportunidades no se presentan dos veces. Quien quiera entender que entienda, pese a que queda bien claro que, tras mi divorcio, he tenido la fortuna de que meses después haya encontrado a una persona con la que compartir mi vida de nuevo. Quien no crea pensará que exagero, pero como bien han dicho en numerosas ocasiones, a veces el día a día nos sorprende y supera con creces a la ficcion. Pero nunca olvides, como decimos mi hermana Pastori y yo: apunta lo que no debes repetir y cuélgalo con un imán en la nevera.

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Escribir bajo presión

¿Qué queremos expresar cuando hablamos de escribir bajo presión?

Trabajar bien bajo presión se trataría de la habilidad de mantener la coherencia y llevar a término las tareas en situaciones adversas y en tiempos limitados, algo a veces que es difícil de adquirir.

Como muchos sabéis, el tema de la cocina es una de mis pasiones, la otra es escribir, y suelo hacer analogías uniendo ambas pasiones a la hora de publicar en mi blog al igual que a la hora de escribir mis novelas. Para muchas personas escribir bajo esa situación sería como poner sal en un plato que supondría una forma de realzar el sabor, pero que sabemos que si nos pasamos acabaremos arruinando la receta. Algo similar podríamos decir de realizar ciertos trabajos, incluidos el que nos trae entre manos, bajo una presión excesiva. A la larga puede producir un exceso de estres que dé lugar a que ralentice la finalización del proyecto iniciado e incluso lo abandonemos definitivamente.

Reflexionando sobre este tema, y a tenor de lo ocurrido estos meses atrás, he pensado que me encuentro frente a dos realidades a la hora de escribir presionados, una que denomino presion temporal y otra presión vital. Una imagen que te vendrá a la cabeza de la primera forma es la que se produce en un llamamiento como el NaNoWriMo (National Novel Writing Month), evento literario que se convoca todos los meses de noviembre desde hace años y en el que cada escritor lucha contra sí mismo y contra reloj. Un plazo ajustado de un mes para escribir una novela cumpliendo día a día un determinado requisito de número de palabras. Te plantea el reto de escribir cincuenta mil palabras a lo largo de los treinta días de noviembre. Exactamente una media de 1667 palabras por día, lo que viene a ser más o menos lo que dedico a escribir cada domingo en este blog. Parece que no es mucho una vez que se sabe cual es la media, pero garantizo que tener esa meta de más de 1500 palabras no es lo mismo que ponerse manos a la obra.

Sin explayarme, porque hay muchas páginas y blogs dónde puedes consultar el funcionamiento de este reto, como consejo te puedo comentar que el truco para cumpliarlo se apoya en tres puntos importantes (y no lo digo yo como escritora):

  • Ten toda la historia planificada previamente
  • No corrijas durante el Nanowrimo
  • No busques información y documentación durante el proceso de escritura

Un ejemplo de ello lo tengo en este texto mismo. Suelo pensar a lo largo de la semana sobre de que voy a tratar la entrada del siguiente domingo, pero no siempre llega la inspiración por lo que tengo que salir al encuentro de ella, y aunque esta semana me llegó la idea prácticamente el lunes pero por motivos laborales y de otro tipo solo hice un pequeño boceto sin llegar a escribirla entera. ¿Qué ocurre entonces? Que hoy domingo a las 7 de la mañana estoy en mi cama con el ordenador puesto sobre una base, y escribiendo con apremio estas lineas para tener la entrada lista sobre las 10 u 11 de la mañana. Esta es la presión habitual de un escritor que trabaja en una editorial y  que le suele marcar unos plazos a la hora de presentar su siguiente trabajo. También es la que nos imponemos a la hora de querer presentarnos a distinas convocatorias literarias si no tenemos previamente una novela acabada y corregida.

Muchos autores disfrutan con este punto de sal en sus vidas que les afina y afila la creatividad, en cambio para otros les supone un asesinato de su creatividad. Que verdad que en la viña del señor hay de todo. Un ejemplo lo tenemos en el autor Isaac Belmar:

Hace mucho, mucho tiempo, ya hablé de la pistola en la cabeza. Me gustaría haberme librado de aquello casi diez años después, pero lo cierto es que sigo escribiendo más y mejor bajo presión, que en esas épocas en las que fluyes un poco sin rumbo, pensando qué historia quieres contar y con un lienzo en blanco sin límites.

De él también son sus palabras:

La libertad es lo peor que nos puede pasar, porque si tenemos todo el tiempo del mundo, perdemos todo el tiempo del mundo, si tenemos todas las opciones ante nosotros, no elegimos ninguna.

En cambio tenemos a la autora y periodista Mara Torres que es opuesta a este tipo de presión. Finalista del premio Planeta del año 2012 con su novela La vida imaginaria en una entrevista hacía mención a su imposibilidad de escribir  con esa espada de Damocles sobre su cabeza. Incluso aclaraba que:

Cuando consiguió la prestigiosa distinción (ser finalista), Mara Torres ya comunicó a la editorial que no podía comprometerse porque no sabía «si iba a volver a escribir nunca». «Y me han respetado», ha apuntado.

De hecho hasta cinco años mas tarde no volvió a publicar una novela. En este caso se trata de la titulada «Los días felices» y tuvo que transcurrir todo ese tiempo para que viera la luz; novela que ahora mismo estaba leyendo y que en parte ha sido la inspiración de esta entrada. En mi caso, tirando de un hilo logro alcanzar lo que quiero.

Estos ejemplos que os pongo son de lo que denominaría una presión temporal y hemos visto que no todo el mundo tiene el mismo umbral de aguante frente al estres que genera esta imposicion a la hora de iniciar y finalizar un proyecto. Pero existe otra presión, que yo denomino vital, que también está muy presente en nuestro día a día y dónde la mayor parte de las veces no existe la opción de poder elegir si se acepta como manera de gestionar un trabajo. Porque presentarse a un concurso literario o trabajar con plazos por motivos editoriales no deja de ser en última instancia algo voluntario. Obviamente, una vez que te metes en harina hay que apechugar con la elección. Pero, ¿qué ocurre cuando la presión que ejercen sobre nosotros no es algo que provenga de una elección voluntaria?

La presión vital

Cuando hablo de este tema me viene a la cabeza el ensayo de Virgina Wolf, Una habitación propia. El título proviene de la idea de Woolf de que, «una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas». Woolf observa que las mujeres han sido apartadas de la escritura debido a su pobreza relativa, y que la libertad financiera traerá a las mujeres la libertad para escribir: «Para empezar, tener una habitación propia… era algo impensable aun a principios del siglo diecinueve, a menos que los padres de la mujer fueran excepcionalmente ricos o muy nobles». El título también se refiere a la necesidad de cualquier autor para tener licencia poética y la libertad personal para crear arte.

El ensayo examina si las mujeres eran capaces de crear, y la libertad que tenían para producir un tipo de trabajo de la calidad de William Shakespeare, atendiendo a las limitaciones que las mujeres escritoras, pasadas y presentes, enfrentan. Y ahi es dónde tirando de mi hilo pasé a la verdadera dificultad y a la auténtica creación bajo presión, bajo la opresión de la falta de dinero, del día a día, del sacar adelante a una familia, de las incertidumbres que nos acechan, de las enfermedades que a veces se nos presentan dando la cara de una forma cruel, arrasando con todo lo que tiene delante, tanto para el que sufre la enfermedad como para la familia que se enfrenta a la situacion.

Para mí eso son verdaderas presiones, las vitales, que nos van a llevar al mismo tipo de escritor o escritora que hemos mencionado con anterioridad, al que se crece ante la advesidad, aunque necesite tomer aire para coger impulso, y a aquella persona que se pone en un rincón apoyando la cabeza entre las piernas y que no es capaz de tomar las riendas de su vida, con lo que este último tipo de individuo el mundo les arrollará sin remisón, porque el mundo no se para.

Pasados ya seis meses me puedo permitir el lujo de hablar desde mi experiencia en este tema, que me ha llevado precisamente a tomar aire para coger impulso. Si el padre de mis hijos decide que su vida no tiene sentido, y que quiere buscar la felicidad por su cuenta tras 28 años de un proyecto en común, no hay más que decir, solo apechugar con la decisión. Tras empaquetar todo lo suyo, para facilitar el tránsito, y respirar profundamente, no puedes hacer más. Bueno sí, tengo las dos opciones mencionadas con anterioridad: ponerme en un rincón a llorar recordando los estupendos años pasados o cerrar la puerta procurando no dar un portazo y acelerar todos los trámites del divorcio para que el trago pasase de la forma más ágil posible (sin olvidar esos buenos tiempos que se han pasado, pero mirando hacia el futuro, que lo cortés no quita lo valiente)

Quienes me conocían, en ese momento no dudaron de que tomaría la segunda opción. Saben que no tengo tiempo para llantos en esquinas y que hay que sacar una familia adelante. No digo que me haya quedado con un trapo atrás y otro adelante, pero cualquier persona que haya pasado por mi situación sabe perfectamaente que se dinamitan muchos cimientos y que hay que construir todo desde cero, desde la confianza en uno mismo hasta el valor de salir a la calle y enfrentarse al mundo. Y, cuando esto ocurre, de lo que menos ganas tienes es de ponerte a escribir una novela y no lo digo por los ánimos, porque para ovarios los míos. Aquí mas bien me enfrento al imperativo de cubrir unas necesidades básicas y que me restan tiempo para dedicarlo a escribir.

Gracias Dios, y a mi habilidad de no bloquearme en los tiempos difíciles sino de crecerme ante ellos, puedo decir que voy avanzando, que no es poco. Sé que todas las novelas no tienen un final feliz y que esta parte de mi vida la estoy escribiendo en el día a día, pero es algo que me han impuesto en mi contrato vital y no me voy a echar para atrás. No estoy rehaciendo mi vida, como muchas personas expresan, sino que estoy escribiendo nuevos capítulos con menos escaleta de la que pensaba, pero con bastantes recursos para hacerlo. Con mis amigos y familia, aunque no seamos muchos ni falta que me hace, voy saliendo adelante y con mi proxima novela en corrección. Por eso tardaré un poco más en volver a publicar, pero no os vais a olvidar de mí, porque seguiré en las redes, seguiré apoyando a los compañeros, y seguiré promocionando los libros ya publicados. No os vais a librar de esta autora tan facilmente.

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Reinventarse

¿Por qué reinventarme?

La cuenta atrás que hacemos en Fin de Año la solemos aderezar con una larga lista de propósitos con los que tratamos de entrar con buen pie el 1 de enero. Acompañamos todas estas buenas intenciones de muchas ilusión y grandes proyectos. Algunos se cumplen en mayor o menor medida y otros, en cambio, los olvidamos en el transcurrir de los meses. Lo divertido es cuando surgen proyectos que jamás se nos pasaron por la imaginación que se nos fueran a plantear a esta altura de la vida. Pero así me ha ocurrido ya que, desde el que me parece tan lejano 1 de enero del 2022 hasta hoy en día, mi vida ha dado un gran vuelco del que pienso sacar el máximo partido. Pasada la resaca de las fiestas, inicio una nueva etapa que me gustaría que no solo se reflejara en mi vida, sino también en hábitos, ilusiones y, sobre todo, en una nueva forma de plantearme este blog.

Todavía no tengo muy claro cuál va a ser ese planteamiento, puesto que supone un gran esfuerzo mental enfrentarse a nuevos retos y aunque el camino lo hago con el apoyo de mis amigos de siempre, y con nuevos compañeros de viaje, no por ello deja de ser complicado reinventarse. Pero como dice la canción: yo creo en las señales y en la edad del alma y sé que ahora es el momento de iniciar este camino, sabiendo además que no habrá piedras que lo entorpezcan porque cuando se tiene la dirección clara parece que crecen alas en los pies.

El ser humano es en ocasiones misterioso, incluso consigo mismo. Lo cierto es que las personas tendemos a no conocernos tanto como creemos y, a veces, nos sentimos perdidas en la vida o nos encontramos sacando poco rendimiento a esas cualidades innatas que parecían ocultas. Pienso que cuando uno ya le ha dado la vuelta al jamón, como le he dado yo hace algunos años, llega el momento de sacar el máximo partido a esas cualidades que se tienen y que en realidad son las que, en mi caso, me hacen feliz, como he podido comprobar en el último tramo del año que ya pasó.

El autoconocimiento y la reinvención son aspectos indispensables para evolucionar, para mejorar nuestra condición y vivir más allá de la mera subsistencia, vivir en plenitud y no bandeados de un lado para otro a merced de vientos que ni nos son favorables ni nos llevan al destino que en realidad merecemos. Es algo que rara vez somos capaces de hacer por nuestros propios medios, porque no contamos con las herramientas adecuadas en muchas ocasiones. En otros casos, sí las tenemos pero necesitamos que alguien nos enseñe a usarlas y nos convulsione para darnos la vuelta como un calcetín y que así salga a la luz nuestra valía.

Herramientas de la reinvención

Una de las herramientas es: una auténtica gestión del cambio. Dicho de otro modo, la capacidad de reinvención para sacar la mejor versión de uno mismo. Y eso es lo que me han pedido, la mejor versión de mí. ¿Qué me ha supuesto eso? Pues lo que he comentado en un booktag que no tardará en aparecer en mis redes, un ralentizar el proceso creativo. No tengo que demostrar nada a nadie en estos momentos de mi vida. Si creo que debo ser exigente con mi trabajo de escritora y en vez de publicar una vez al año tardo dos o tres años, pues perfecto. Una vez alguien me llegó a decir que si no publicaba en este mismo 2022 o incluso 2023 la gente se iba a olvida de mí. Ese fue uno de mis revulsivos. Lo cierto es que si publico y no lo doy todo, me estoy auto engañando. Eso sería patético y como escritora no me lo puedo permitir, porque estoy aquí para que cada día que pase me sirva para ser mejor, no una mala copia del original.

Otras herramientas, que en este caso para mí van de la mano, son las de la autoestima y la motivación. Y no hablamos del ego desmedido al hacer mención de la primera, del que tanto se nos acusa a los escritores, y que alguna vez me han escupido a la cara como una forma de ningunearme. Pero tras limpiarme la salpicadura y reflexionar fríamente, llegué a la siguiente conclusión: va a ser que no. Hablamos de autoestima, de esa apreciación positiva que tengo de mi persona. Si yo no me quiero ni me valoro no puedo esperar que los demás lo hagan por mí. Gracias a mi forma de ser siempre he sido una persona que se ha querido, aunque no siempre tanto como debiera, y que ahora tiene dos motivaciones claras para seguir reinventándose y queriéndose, una por mi propia salud mental y otra por que tengo un entorno que me valora y deja volar y que no va a permitir que me caiga, nunca más.

La reinvención es útil para tomar nuevas perspectivas que favorezcan una vida saludable y plena a todos los efectos, algo necesario para luego poder desarrollarnos adecuadamente en nuestra profesión como escritores o en cualquier otro ámbito laboral. Esto nos despoja del bloqueo mental, tan temido en los autores, y nos abre nuevos caminos a la exploración particular, facilitando el desarrollo de habilidades que hasta entonces parecían imposibles de adquirir o que incluso teníamos también bloqueadas por miedo al rechazo o a cometer errores. Cuando sabemos que errar es humano puesto que es la base del aprendizaje.

Soy consciente de que es imposible controlar todo aquello que sucede a mí alrededor e incluso el compartimento destinado a otras personas, pese a que esto tenga un efecto directo en mi estado de ánimo y bienestar. Nos las encontramos todo tipo: cenizas, estimulantes, negativas, positivas, cariñosas, dañinas, altruistas, etc. No obstante, existe la excelente posibilidad de cambiar los ojos con los que recibimos todos estos estímulos, en un apasionante proceso de reinvención, porque de todas estas personas se aprende, e incluso nos pueden servir como modelos para nuestros futuros personajes.

El mejor consejo que se puede dar en este caso es el de despojarse de las cargas del pasado y cambiar la forma de observar el presente o plantear el futuro. Todo ello para obtener una actitud más saludable, que libera de las cadenas o ataduras innecesarias y permite brillar en plenitud. Hay veces que estas cargas se caen por sí solas, pues ahí es el momento de remontar el vuelo y dejarlas atrás. Hay que aprovechar esa circunstancia para reinventarse y buscar nuevos horizontes. Por lo tanto, puede decir que este año, más que con propósitos, vengo con un esquema mental organizado. Ahora lo que me falta es rellenarlo de contenidos, y para ello cuento con amigos de mi entorno, porque esa es la parte complicada del trabajo, la de rellenar los huecos dejados por las cargas del pasado con cosas auténticas que me sirvan para vivir en plenitud sin miedos y mirando al futuro de frente y con alegría.

De momento me gustaría poner mi blog al servicio de las plumas de otros compañeros aunque es algo que quiero perfilar con tranquilidad. Me encantaría hacer de este pequeño espacio un lugar de encuentro para otras voces, otras letras, otras formas de narrar, otras formas de jugar con las palabras. Este sí es un próposito dentro de mi reinvención y aunque lo mismo se queda en proyecto, he pensado que viendo como me han ido los últimos meses intuyo que hay muchas posibilidades que de una forma u otra sea otro barco que llega a buen puerto. De momento seguiré mezclando reflexiones, noticias, novelas leídas, cosas curiosas de la narrativa y todas aquellas historia que creo que tienen hueco en este cajón de sastre. A la vez trataré de darle forma a esta idea de abrir mi blog con nuevas opciones. Y mientras termino de gestarlo, aprovecho para desearos a todos, lectores habituales y casuales, un feliz año 2023.

sentimientos

Repaso de un año en unas 20 reflexiones

Esta va a ser una Navidad muy especial, porque será la primera desde hace muchos tiempo que las desarrollaré a mi gusto. En otro momento la he compartido y disfrutado de una manera y el 2022 será de otra forma, pero no por eso va a ser muy diferente porque las tradiciones las mantengo y lo mismo introduzco alguna nueva. Aunque hay que estar ojo avizor no sea que venga alguien y la joda, algo que asumo como probable, visto lo visto, porque se sabe que no podemos esperar nada de nadie. Hay mucha gente en la que el espíritu de la Navidad lo lleva solo de fachada: para mostrarlo en los negocios, con los amigos, en las redes, en resumen, cara a la galería, porque hay mucho hijo de Putin suelto por el mundo. Pero, pese a todo, mi espíritu de la Navidad siempre ha sido a pruebas de gilipollas y este año mucho más. Aún así, quiero preservarlo, por lo que esta será mi última entrada del 2022, a la espera de la próxima que creo que publicaré ya a mediados de Enero, cuando haya disfrutado de los regalos de Reyes y de mi familia.

He escogido una forma de hacer repaso a mi año 2022 basándome en la escritora: https://www.instagram.com/naezna/?hl=es y sus reflexiones.

La dinámica me la he planteado como una reflexión entre lo que ella expresa y mi sensación ante su frase escrito por mí de una forma espontánea. Espero que nadie se dé por aludido o aludida y, que a la vez, quién quiera asumir que esa frase y reflexión es hacia una persona determinada, está en plena libertad de entender que así sea, pero esto es como las novelas: cualquier coincidencia con la realidad es pura casualidad. Eran muchas más reflexiones, aunque no quiero cansar por lo que al final escogí unas 20 que han sido las que más me han llamado la atención.

Imagen de https://instagram.com/serranita66?igshid=YmMyMTA2M2Y=

Nota mental

No madures mucho que te pudres:

Es bueno mantener el espíritu jóven pero no nos podemos quedar anclados en el pasado porque eso es un sindrome que llaman de Peter Pan. He visto a personas en mi entorno que les da mucho miedo envejecer o que se aferran  a un pasado idealizado y no son capaces de enfrentarse a la vida cara a cara. Piensan  que corriendo van a huir y lo que ocurre es que al final la vida no se queda atrás, sino más bien te das de bruces con ella. Hay un cuento persa: Está noche en Samarkhanda que explica muy bien como esa huída de la muerte hace que al final acabes encontrándola dónde ella te estaba esperando.

Los amigos siempre arreglan lo que rompen otros:

O a veces te ayudan a esconder el cadaver en el alcorque. No siempre hay que empeñarse en reparar lo que se rompe. Es preferible asumir que no vale la pena pegar todo aquello que se ha roto. A no ser que sea algo que consideres muy valioso y sea útil para hacer Kintsugi.

No merece tu pena:

Solo la muerte de un hijo puede merecerla; el resto son circunstancias que se superan, no hay que hacer por ello un drama. Por lo tanto confirmo que aquello negativo que haya pasado este año en mi vida no se merece ninguna pena.

Quién se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado:

Uf, espero que no sea así. Las personas que de forma voluntaria se han ido este año espero que no vuelvan nunca. Me daría mucha pereza.

Por si acaso hazlo cuanto antes

Llevo ya tiempo diciendo que se me acaba el tiempo y este año 2022 lo he confirmado: ha sido ir finalizando el año y ver cómo ese que era mi tiempo ya caducaba. Ahora en el 2023 empiezo con nuevos aires y marco mi paso.

Si cuando dejas de hablar te quedas solo, nunca estuviste acompañado

A veces el problema está en que te equivocas de interlocutores, pero es normal equivocarse porque somos humanos. Pero si te pasa muy a menudo tal vez el problema está en ti. Necesitas cambiar de conversación.

A veces quedarte no es una opción

Quedarse forzando una situación que tras reflexionar ya ves que no tiene salida es pérdida de tiempo, y yo no tengo tiempo ni ganas ni fuerzas para una situación a la que ya no le veo continuidad. Llevo todo el verano sentadita en la terraza con un vasito en la mano (esa es la letra de una canción que me dedicaste con cariño, de ese cariño que no caduca)

No eres tú, soy yo que ya sé lo que valgo y lo que me merezco:

Todos, absolutamente todos, tenemos derecho a querernos, a ser felices y a mimarnos y cuando llega el momento se sabe. Apoyé a todo el que lo quiso hacer y me apoyé a mí mismo porque también me quiero.

Eres lo que haces, no lo que dices que vas a hacer:

El tiempo pone a cada persona en su sitio y los hechos lo demuestran, aunque sea de una forma lenta. Por eso a cada uno de ellos por sus acciones y omisiones los conoceréis y muchos dejarán de ser amigos y otros ocuparán los huecos libres. Y lo más importante: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Hagas lo que hagas, hazlo bien.» (Abraham Lincoln) 

Si algo acaba algo empieza:

Mi amigo el  Rabino Haim Casas fue el que me dijo:

“Haz sonar las campanas que aún puedan sonar, y olvida tu ofrenda perfecta; hay una grieta -una grieta- en todas las cosas. Así es como entra la luz” (Leonard Cohen)

Las últimas veces nunca avisan

La ves venir, las intuyes, las sueñas, las sientes; incluso esperas a que no sea la última, hasta que ese día llega. Pese a que no te pilla por sorpresa te sorprende las formas cómo se desarrolla esa última vez.

Deja de luchar batallas que no son tuyas

Llega un momento que esto no es el Risk, no es un juego y las batallas que no son mías ya no las voy a luchar. Dejé de hacerlo a mitad de año o, tal vez, incluso antes. Ahora me queda mucho camino y la senda la tengo marcada.

Si el vínculo te ahoga, rompe el vínculo:

Y así fue. Hay personas que necesitan respirar, ver nuevos horizontes, cambiar de aires, necesitan otros espacios y otros tiempos y ¿quién soy yo para negar esa necesidad de tiempo y espacio? Y eso va relacionada con la siguiente frase:

Nunca persigas a quién no quiso quedarse:

De pequeña me empeñaba, y todavía de adulta, en caer bien, o incluso en retener, a quién no tiene interés en quedarse. Mejor será que corra el aire y cada persona disfrute de su espacio.

El victimismo es un deporte nacional:

La verdad es que no estoy totalmente de acuerdo. Si te haces mucho la víctima al final la gente se aparta por aburrimiento. Es como cuando dices que tienes un cancer, la gente huye porque creo que es contagioso. Pero ojo, si no te haces la víctima entonces me llaman frívola. Lo mejor en estos casos es seguir siendo como eres sin mover ni una ceja. No vale la pena ir arrastrando cadenas en las redes, solo haces de tu vida un circo.

Imagen de https://instagram.com/serranita66?igshid=YmMyMTA2M2Y=

Para antes del 2023

No te quedes con las ganas:

No son momentos de grandes cambios, pero tampoco de replegar velas. Al contrario, es momento de mirar hacia nuevos horizontes y continuar el camino desde dónde lo dejé. Tal vez vaya más lenta pero el destino lo tengo claro.

Si sacas la basura de tu casa día a día, ¿por qué no la sacas de tu vida?:

Nos cuesta hacer limpieza de nuestros armarios, con lo que hacer limpieza de personas es mucho más complicado, pero si sigues ese refran que dice que cuchillo que no corta y amigo que no aporta, si se pierde, no importa, resulta mucho más sencillo. Solo hay que hacer una breve reflexión sobre quien te aporta y el qué y quién no aporta nada en tu vida. Yo lo hice y me voy a ahorrar mucho en felicitaciones de Navidad y soberanas chorradas para quedar bien.

Encuentra una excusa para hablarme

Sé que puede dar miedo e inseguridad, pero me gusta escuchar tus historias, nuevos proyectos, ilusiones, distintas opciones que me abren la mente a cosas que no se me habían pasado por la cabeza, me sacas de mi zona de confort y me obligas a reinventarme.

Los amigos son la familia que elegimos

Hay amigos que ya eran familia e incluso se ha sumado alguno más, que lo mismo no llega a familia pero ahora ahí está y valoro su esfuerzo. Tampoco muchos, no vale la pena hacer un gran nucleo familiar que solo se reúne en Navidad y casi siempre es para meter la pata por una cosa u otra.

Imagen de https://instagram.com/serranita66?igshid=YmMyMTA2M2Y=

Lección de vida

No existe la falta de tiempo sino de ganas

Muchas excusas referidas a la falta de tiempo y todas las ocupaciones que tienen. También que si lo estás pasando mal, que ya llamarás tú o frases como tampoco es para tanto y que lo tuyo está a la orden del día, denota que son personas que no tienen ganas. De todas ellas me he librado yo, que no le quiero dar trabajo a Dios que está muy ocupado con cosas verdaderamente importantes.

Si te lo ha hecho una vez, prepárate para la segunda

Y para la tercer, la cuarta y la quinta; a saber. Porque como decía mi abuela, quien hace un cesto hace cientos. Pero no tengo interés en abrir una cestería, lo mío son otras cosas.

Como soy de las que siempre ven la botella medio llena, también quiero decir que aquellas personas que me apoyaron una vez, han vuelto una segunda y una tercera. No son muchas, pero es que tampoco he necesitado más. Y cada uno dentro de sus posibilidades, este año han estado ahí de nuevo: organizando una reunión sorpresa hace un par de meses, que te dan los buenos días con un comentario gracioso, que te largan la colleja en el momento preciso y te ponen las pilas, o le quitan importancia a las preocupaciones pero sin negarle la importancia que al momento le doy. Gracias a TODOS.

Esta vez no tocaba hablar ni de éxitos ni de proyectos, que también han sido muchos. Pero los éxitos se los lleva el viento y los proyectos solo es ilusión para caminar. Lo que perdura es el aprendizaje y de eso he tenido mucho. Quién me conoce sabe que me encanta aprender, por lo tanto, como resumen: 𝑯𝒂 𝒔𝒊𝒅𝒐 𝒖𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒂𝒏̃𝒐.

Para lo que se fueron y los que se quedaron, les deseo todo lo mejor para el 2023 y que todo aquello que hicieron que se les multiplique en el próximo año por 20. Soy así de generosa.

Imagen de Gaby Taylor: Portal de Belén realizado con libros.

sentimientos

Te invito a una tertulia

Esta es la típica entrada que tengo que desarrollar con cuidado porque puedo empezar por un tema e irme por los cerros de Úbeda. Pero eso es algo que me pasa en una entrada de mi blog, en la vida misma y por supuesto en el día a día como escritora y hay que tener mucha disciplina para que no empezar una trama y finalizar con cinco novelas diferentes. Es lo que dice el refrán de Dios propone y el hombre dispone. Hoy, además, es un logro porque llegó a la entrada número 100. Hay que ser muy constante, disciplinada, organizada y con mucha imaginación para llegar a ello. Dicho esto vamos al fondo de la cuestión de hoy.

Ahora mismo me encuentro muy implicada en la preparación de un evento para la semana que viene en Jerez de la Frontera y en finalizar el año procurando que lo que tengo pendiente empezar a cerrarlo, hasta donde se pueda, aunque siempre quedaran flecos que iré cortando poco a poco. Si queremos empezar el año con buenos propósitos hay que ir viendo que hemos cumplido y que nos queda por cumplir, pero tampoco hay prisa.

Organizar un evento tiene su miga, sobre todo este porque es un antes y un después dentro de las actividades que he preparado relacionadas con la literatura. No es lo mismo una presentación, que a fin de cuentas es como el bautizo del niño y más o menos hay un protocolo estipulado, que hacer una tertulia en la cual, por mucho guion que tengas organizado, podemos salir por los cerros a los que antes he hecho mención.

Mi idea inicial fue cambiar la dinámica de hablar de los libros con una presentación al uso porque ya están más que presentados todos ellos y por lo tanto no ofrezco algo novedoso. Como me paso toda la vida maquinando nuevas actividades, pensé que hacer una tertulia podría ser algo interesante y así se lo planteé a Margarita, dueña de Algarve Libros, https://www.instagram.com/algarvelibros/?hl=es , comentándole que me apetecía afrontar este nuevo reto. Y es un reto para mí porque aún viviendo cerca de Jerez y siendo amante del vino, soy profana en todo lo que se refiere a hablar específicamente solo de vino

Pese a todo creo que será un buen maridaje hacerlo de mis sensaciones y experiencias con el fruto de la vid y comentar como estos sentimientos aparecen plasmados en mis novelas. Incluso retrotraerme a mi niñez y juventud en la cual una bodega fue durante unos años mi espacio de juegos. No te lo voy a desarrollar aquí porque prefiero que vengas a verme y escuches todo lo que te tengo que contar de la mano de Amparo Bou, mi compañera de tertulia, lectora, pero sobre todo amiga y periodista que se ha prestado a meterse en esta historia, algo que sabe que le agradezco mucho.

Esta idea la llevo macerando hace tiempo porque ya desde mis primeras novelas di pinceladas sobre este amor hacia un buen vino, una agradable comida y una interesante tertulia alrededor de ambos elementos. No concibo una escena en la que los personajes si se tienen que sentar a hablar no aparezca como hilo conductor la bebida y comida e iniciándose todo con el descorche de una botella de vino. Es algo que es un reflejo de mi vida cotidiana. Si tengo que celebrar algo bueno o menos bueno, no dudéis de que allí estará presente el vino.

Recuerdo que en la primera corrección de esa novela, Siempre Juntos, se llegó a comentar que tal vez era un elemento que se hacía demasiado presente en la trama. Eso fue dicho de manera sutil, aunque puedo añadir que en el fragor de la corrección no fueron esas exactamente las palabras, sino que mas bien se puntualizó que a la protagonista le gustaba demasiado el pimple, como se diría de forma vulgar. Pero, teniendo en cuenta los antecedentes, el personaje y que este no podía ser perfecto, pensé que algún vicio debería de tener, si es que consideramos en este caso y con humor eso como una falta. Ojo, que una agente del CNI no puede ser alcohólica, y de hecho la protagonista no lo era, pero dijéramos que la niña, mote que tenía también en la novela, gozaba de un buen saque.

En la segunda parte, Confianza Ciega, el final se desarrolla en una bodega, las bodegas de la familia Kahan, que si bien son ficticias, se sitúan en Galilea, al norte del país, y muy próximos por tanto a la frontera con el Líbano y Siria. Una zona cargada de historia y con una importante presencia de viñas que han dado origen a la aparición de unos interesantes vinos que están ya cotizados en el mercado internacional.

La pujante zona vinivitícola del Norte de Galilea

Ya para mi tercer trabajo, Unidos por el Pasado, me lancé directamente al abismo desarrollando una trama en la que el escenario fue Escocia, pese a no ser una zona por antonomasia productora de vino. Aun así, están surgiendo voces que avisan de que con el cambio climático, la producción de vino va a tener que aclimatarse a los nuevos tiempos y es muy posible que en zonas donde no se planteaba que podría criarse viñas para hacer buenos caldos, con el tiempo pasaran a ser áreas de producción.

Todo este interés por la vid y el vino tiene su trasfondo en esa infancia que os he comentado y en las habituales formas de celebración que la cultura mediterránea, a la que pertenezco, ha inculcado en mis genes generación tras generación, y eso quiera o no me arrastra a plasmarlo en los libros, porque el ser humano se compone de tres pilares, como las patas de una banqueta: cuerpo, mente y corazón o lo que es lo mismo: una parte física, una intelectual y otra sentimental. Todo junto es lo que hace que nazcan las obras literarias en mi caso al ser autora, pero cualquier persona que se considere creativa necesita de esos pilares para disfrutar de su trabajo.

En las redes sociales he leído muchos comentarios sobre escribir desde los sentimientos y eso es algo que considero peligroso si no se tamizan esos escritos con la serenidad que nos supone el paso del tiempo. El escritor no es solamente una mente racional que estructura tramas, ni tampoco solamente unas manos que escriben o solamente un corazón que sabe reconocer emociones y hacerlas surgir en otros. Es todo el conjunto, al mismo tiempo. No se trata de tomar la emoción y escribir desde ella, igual que no se trata tampoco de ignorar lo que sentimos o no sentimos en el momento de escribir ni tampoco todo lo contrario. Sé que suena raro o tal vez complicado pero como he dicho, todo es cuestión de asentar los posos, como en los vinos.

Cuando vivimos una experiencia intensa, y tenemos la costumbre de escribir, es probable que tengamos la necesidad de correr a contarla en un papel. Es igual de probable que el resultado no se corresponda exactamente con cómo lo vivimos. Para hacerlo bien de verdad, como decía el poeta William Wordsworth, debemos volver a ello posteriormente, porque «el poema nace de la emoción revivida en tranquilidad». No podemos describir un incendio cuando estamos en el centro mismo del fuego.

Por otra parte, convendría tener en cuenta, llegados a este punto, un detalle más. Y es que, como escritores, podemos sentirnos tentados de utilizar la escritura para huir de nuestras propias emociones. Algo parecido le he oído decir a Antonio Banderas en una entrevista que le han hecho a raíz del estreno de su nuevo musical. Le preguntaron sobre que consejo le daría aun actor que está empezando para ejercer bien su profesión y lo primero que dijo es que no use el trabajo de actor como una forma de evadirse de la realidad y vivir múltiples vidas, sino que lo planteara como una forma de transmitir sentimientos, sensaciones y vida a otras personas a través de su arte.

Está claro que eso para un escritor, sea o no en sus inicios, es un listón muy alto y tenemos tendencia a tirar por la vía de Tarifa e ir a lo cómodo, usar la literatura como un diario cara el público u usarlo para dejarnos desnudos ante nuestros lectores. Pero mi intención es más bien jugar, divertirme, disfrutar apostando por usar mi fondo de armario personal, el trasfondo del que hablamos el otro día con su nombre inglés, backstory, como forma de enriquecer a los personajes y a las historias que viven. Y en mi caso ese trasfondo viene marcado por mi amor hacia el vino, la viña, los olores y los sabores de mi infancia, mi gusto por experimentar con nuevas recetas y como tal aparecen esos factores de una forma habitual en mis novelas. Es mi viaje especial de sentimientos, sensaciones y sentidos compartidos con mis lectores para que ellos realicen con posterioridad ese trayecto, y tengan esas experiencias similares, a través de mis palabras.

Por supuesto, a todos aquellos que les apetezca y puedan, les invito a mi tertulia el próximo sábado día 26 de noviembre. Allí os espero.

Opinión, sentimientos

La crudeza del relato: Desde Bosnia a Ucrania, entre Srebrenica y Mariupol

A veces los escritores nos encontramos con dificultades a la hora de rellenar nuestras páginas en blanco, dejando aparte el bloqueo del escritor, hay a quien se le resiste la sinopsis, otros lo sufren a la hora de encontrar un título e incluso las portadas tienen su miga hasta que los autores encontramos una adecuada. Hay escritores que les temen, como un dolor de cabeza, a las escenas románticas o eróticas y otros a las de acción. Todos tenemos nuestras piedras de toque a la hora de plasmar lo que queremos expresar con nuestras pluma para que llegue de forma adecuada al lector. Y hoy os voy a hablar de que es lo que a mí me cuesta y que está relacionado con el título.

Supongo que lo primero que os habréis preguntado es que a qué me refiero cuando hablo de la crudeza del relato y esto vienen a colación a cuál es el límite, y si existe este límite, a la hora de plasmas hechos que para algunos lectores pueden ser desagradables. Cuando un autor se molesta en buscar documentación para hacer creíbles aquellas cosas que narra, a veces, choca con realidades que intuía y descubre que además de ser reales son bastante crueles y crudas. Y es aquí cuando me salta la inquietud de si narrar los hechos tal como sé que han sucedido o maquillarlos para que el estómago del lector no sufra un sobresalto a la hora de leerlo. Pero eso son dudas propias del escritor y que normalmente cuando acabamos de asumir ese pensamiento, o incluso verbalizarlo, ya estamos descartando esa posible autocensura que no nos beneficia. Además siempre tengo dos máximas en mi trabajo, una dicha por mi editor; vuelca todo lo que quieras decir que para modificarlo siempre estás a tiempo y la otra es que; escribo para mí por lo tanto plasmo lo que quiero, expresándolo con la crudeza que considere necesario.

Todo esto viene a colación porque cuando te planteas escribir una nueva novela en la que quieres tocar un género como el bélico, aunque sea como telón de fondo de la trama, hay hechos y acciones que no puedes maquillar si quieres hacer la novela creíble sobre todo si son hechos que cualquier persona, interesada en el tema, puede consultar en internet y tener todos los datos de la situación vivida durante esa guerra.

Ahora mismo me encuentro en plena corrección de mi cuarta novela que se mueve en diversos escenarios que van desde España, a las repúblicas de los Balcanes, Gran Bretaña, Italia y Suiza entre otras localizaciones. Y durante el periodo que nuestro protagonista se encuentra en la antigua Yugoslavia es justo durante los años en los que el contingente militar español estuvo allí desarrollando la labor de ayuda humanitaria hacia la población civil. Junto a esto tuvo que enfrentarse a tareas d contención de las diversas situaciones bélicas en las que se encontraron, donde muchas veces pese a ser meros espectadores no dejaron de participar activamente en hechos en los que tanto militares, como cooperantes y sobre todo población civil sufrió los embates de la guerra de los Balcanes.

Cuando los protagonistas de una novela viven en un periodo histórico de este calibre en su propias carnes no puedes obviarlos ya que, por mucho que la intensidad de los personajes pueda dar pie a ello porque estén muy bien perfilados, no se puede diluir la realidad imperante en ese momento de la Historia como si no existiera porque no seria creíble ni la actitud de los personajes ni sus respuestas ni el nudo de la historia. Todo lo que ocurra en el escenario donde el personaje realice su actividad vital supone que le va a influir y eso el lector debe de conocerlo porque sino no entenderá la forma de actuar de los actores de la narración.

Igual que se dice que somos lo que comemos, también somos lo que vivimos porque nos nutrimos de las experiencias vitales y eso hay que plasmarlo en nuestras novelas con el nivel de crudeza que decidamos porque el dramatismo es algo que también está presente en la vida real por lo tanto lo estará en la vida de los personajes de nuestros libros. Os pongo a continuación una ejemplo de mi próxima novela para ilustrar lo que me refiero:

Durante el camino recé pidiendo que se salvara la vida de la mujer porque había visto ya demasiadas muertes y tenía que compensar salvando alguna. Ella estaba muy débil con la pérdida de sangre que había manchado todo mi pantalón y el olor a hierro impregnaba el reducido espacio del camión. ¿Cuánta sangre puede perder lentamente un ser humano antes de morir? Cuando llegamos a Dubrovnik estaba preparado el helicóptero y les entregué la mujer a los sanitarios que la aseguraron a la camilla. Tras ese momento me agarré a la caja del camión al que debería de volver a subirme y antes de hacerlo vomité. Justo en ese instante despegó el helicóptero.

—¿Estás bien? —me preguntó Rafa, mientras me limpiaba la boca con el dorso de la mano y ponerme derecho.

—No, pero da igual. Vámonos. Hay que dejar al resto de mujeres en un lugar seguro y están muy nerviosas.

—¿Algo de la sangre es tuya? —me volvió a preguntar mirando esta vez mis manos y mi ropa empapada.

—Ninguna, no estoy herido —le respondí subiendo al vehículo.

Fragmento escrito por la autora Gaby Taylor

Este tipo de situaciones da pie a que los protagonistas se hagan preguntas:

—¿Cómo vives con la muerte de Karlos? —le pregunté de sopetón.

—No vivo, Manuel, convivo. Ocupa un espacio como otras muchas cosas de mi vida, unas de las que no me siento orgulloso y otras de las que sí. Pero no dejo que, lo que tuve que hacer para salvar vidas, me domine y pueda hacerme olvidar quien soy.

Fragmento escrito por la autora Gaby Taylor

Y que la respuesta a veces sea muy dolorosa:

—¡Maldita sea! ¡Me ha gustado matar al traficante!¡Habría matado al sargento sino llega el capitán! ¡Cogería mi arma y mataría a muchos sin compasión! ¡CASI ODIO BEBER VINO PORQUE CREO QUE ME HUELE A SANGRE! —grité—, ¡¿En qué me convierte eso!?¡¿Quién soy si disfruto matando!?—. Estaba fuera de mí.

—Te conviertes en un ser humano, con sus defectos, sus virtudes y sus miedos

Fragmento escrito por la autora Gaby Taylor

Aquí os dejo tres ejemplos sobre como suelo plasmar a veces los hechos de forma cruda para que luego, al continuar narrando la forma de responder que tengan los protagonistas, el lector entienda la motivación que tiene. No es la escena más cruda que he escrito, pero tampoco os lo puedo poner aquí todo, solo os dejo estos breves fragmentos para ir abriendo boca y para que no sea mucho spolier. Espero que os guste la forma de plasmarlos.

Lamentablemente, como hemos visto estas semanas, este tipo de hechos están a la orden del día y de ahí la segunda parte de mi encabezamiento donde nombro ciudades que sufrieron y sufren la devastación de la guerra con todas las consecuencias negativas que supone para la población. Espero que, pronto, situaciones como estas solo sean leídas en la ficción y no en la prensa.

sentimientos

Sin mirar hacia atrás

Iniciamos un años más, recién estrenadito, en el que llevamos las alforjas cargadas de la experiencia del año anterior y de nuevas ilusiones por lo que está por venir en este nuevo ciclo anual. Si la semana pasada os ponía una lista de sugerencias sobre nuevos y buenos propósitos, en esta entrada tuve mis dudas de si escribirla dando unas pinceladas sobre mis nuevos y mas cercanos proyectos o si poner un cerrado por vacaciones y no volver hasta que terminara de abrir mis regalos de Reyes y jugar con ellos, iniciando ya mi andadura en mi blog para mediados de enero. Pero aquí estoy una semana más que no sé si al final tiraré por un camino o por el otro, según me acabe dictando el cuerpo.

Lo que se destila en las redes, estos últimos días, es hacer balance, y así en algunos perfiles veo listas ingentes de personas que han llegado a leer hasta doscientos libros en un año, lo que hace la nada desdeñable cantidad de unos dos o tres libros a la semana. Imagino que en otros temas lo que se coleccionará serán maratones o kilómetros recorridos. Cada ser humano se marcó una meta y ahora llega la hora de ver si se han cumplido, o no, los objetivos.

Ni soy amiga de marcarme metas de este ni de ningún otro tipo. De hecho no creo que me pusiera ningún objetivo específico al año pasado a cumplir en este año o por lo menos no lo recuerdo. No suelo ser una persona que planifique de forma cerrada mis próximas actividades aunque, por supuesto, como escritora tengo unos objetivos que cumplir puesto que, ahora mismo, manejo varios proyectos que deberían de salir a lo largo de este próximo 2022 o por lo menos encauzarse.

A estas alturas de inicio del año mirando un poquito para atrás, aunque dicen que para atrás ni para coger carrerilla, lo que sí puedo decir es que veo que mis 365 días anteriores, a este que vivo hoy, han sido jornadas con sus luces y sombras. Sombras por las incertidumbres a que ha dado lugar la pandemia y luces porque, si bien tenía esa espada de Damocles sobre mi cabeza y sobre las de todos los que estaban en mi entorno, aquello que me propuse al final hacer, en mi día a día, se fue cumpliendo.

¿Habéis cubierto vuestras expectativas este pasado año? Si es así, enhorabuena. En todo caso, si no fue así, tenemos otro año más o para intentarlo o para comprobar, tal vez, que aquello que apuntamos en nuestra lista o no era alcanzable o no estaba destinado a nosotros. Lo cual tampoco es malo reconocer, hay que descubrir nuestras limitaciones e ir cerrando puertas, porque como diría mi abuela: el que mucho abarca, poco aprieta.

De momento, esta semana de inicio del año, me levanto con la mente en una somera planificación de mi agenda, y digo eso, porque tal como están las cosas el hombre propone, Dios dispone y la pandemia y otras circunstancias tienen la última palabra. Aunque, sí tengo claro que, si no tuviéramos un poco de visión de futuro al final acabaríamos cayendo en la depresión porque el ser humano necesita de tener ilusiones para vivir. Y así estoy yo, con dos libros sobre la mesa para decidir cual es el primero que entrará en el horno, varias opciones de ferias del libro, encuentros, Lecturas Conjuntas, clubs de lectura, presentaciones. Todo un poco caótico hasta que me pueda sentar con tranquilidad, pasadas las fiestas, y aclare un poco el camino que optaré. Y todo ello aderezado de cursos de formación, donde trataré de aprender todo lo que sea necesario para mejorar, tanto para la calidad de mi trabajo como para mi propio interés humano.

Para empezar el año nos encontraremos en las redes en una semana de autor que comienza el lunes 17 de enero gracias a la iniciativa del grupo @Comunidad de Escritores, para después avanzar, ya en el mes de febrero, con la lectura conjunta de mi bilogía de Israel, algo que me apetece mucho porque no soy de estar releyendo mis libros todos los días. Suelo publicarlos y al igual que las entrevistas, me tomo mi tiempo para volver a leerlos, pero es que creo que ya es hora y ahí voy a entrar por primera vez en una colaboración con la bookstagrammer @Antonella_en_letras que es quién lleva la iniciativa pero junto a ellas participarán, además de otros lectores y escritores, sus compañeras en estas historias: @unarosaentulibrería y @pilasdelibros. Aunque todas ellas prefieren que las llamen «opinionistas» y a las que os recomiendo que empecéis a seguir en IG y no les perdáis la pista y sumar a este proyecto una colaboración con @Miss Lilit, que puede generar bastante interés a la hora de volver a leer mis primeros libros. Además con dos de las bookstagrammers y dos compañeros más, ando pensando en dar un paso más allá con mi bilogía. Por lo que con ambos proyectos, que me ocuparán los primeros meses del año, inicio con muchas ganas este 2022 y me asomo desde detrás de mi árbol del caucho, al que muchos conocéis como ficus, con la ilusión de iniciar una nueva etapa, en la que espero que muchos de los que estuvieron apoyándome en el 2021 continúen conmigo en el 2022. ¡Nos vemos en las redes!

Opinión, sentimientos

La semana de los buenos propósitos

Sí, en efecto, estamos en la semana de los buenos propósitos. Estos son los días en la que abrimos nuestras agendas, recién regaladas el día 25, para apuntar todos aquellas buenas intenciones con las que queremos decorar nuestra vida en los próximos 365 días del 2022. Pero tal vez el problema está en que sea eso, solo una mera decoración y no asumamos de verdad esas ideas tan maravillosas que nos surgen ahora que estamos imbuidos del espíritu navideño. Toda la entrada me ha venido inspirada por un comentario que ha hecho mi buen amigo Haim Casas sobre lo dura que es esta última semana del año, al tener que darle vueltas en nuestra cabeza a la idea de ser mejores cara al año que viene, y al final me ha salido algo mucho más largo de lo que me esperaba.

Os puedo poner una larga lista de propósitos que pueden seros útiles, igual que otras veces os he puesto recomendaciones literarias, pero una cosa está clara, no sirven de decoración como los libros en una estantería. Si verdad lo queréis hacer reflexionar de verdad de si ese propósito es asumible, alcanzable y abarcable, ya que muchas veces nos ponemos metas que ya sabemos que son imposibles, por los motivos que sean, de realizar y luego pasan dos cosas, nos frustramos y nos cabreamos con la humanidad, como si el resto del mundo tuviera la culpa de que no hayáis elegido o calculado bien.

  1. Revisa si aquello que realizas a diario realmente te gusta y va a llevarte a las metas que te has propuesto. Porque ir para nada, es tontería.
  2. Comenzar y terminar todo aquello que has procrastinando (aplazado) por años. O reflexionar sobre la necesidad de tenerlo en tu lista, lo mismo es algo que en realidad tu mismo subconsciente piensa que no te va a valer o no lo vas a poder hacer y por eso mismo siempre lo acabas aplazando.
  3. Hablar con esas personas con quienes dejaste de hacerlo porque algo en la relación generó molestia. Tenemos la costumbre de enrocarnos y pensar que la culpa es solo del otro, cuando lo mismo el error es por ambas parte. Si después de intentarlo las cosas no mejoran, que por lo menos que por ti no haya quedado la duda.
  4. No hacer dieta, empezar a comer de manera adecuada lo que te permite generar hábitos a largo plazo y no resultados inmediatos que empeoran con el tiempo. El cerebro es muy cabrón y basta que digas o le insinúes la palabra dieta para que automáticamente se te antoje todo aquello que no debes de comer. Mejor es hablar de: voy a comenzar a comer sano. Así el cerebro es más feliz y tu acabarás sintiéndote mejor.
  5. Tomar la decisión de acabar con esa relación tóxica que te ha venido atormentando en el último tiempo y de la cuál por miedo, soledad, abandono, presión social, dependencia económica o dependencia emocional, no has podido salir. Esto también otro ir para nada, es tontería. No hablamos de personas que no aporten, si no de personas que lo que aportan son energías negativas o incluso acaban absorbiendo las energías positivas que tenemos. Pero analicemos bien todo, no sea que en realidad, la personas tóxica seas tú.
  6. Ahorrar el 10% de tus ganancias, secretos, pensamientos, gustos, necesidades y tiempo para ti. A veces nos mimamos poco y tenemos que ser un poco egoístas con nosotros mismos pero ojo, sin caer en el egocentrismo y pensar que somos el ombligo del mundo y todas las personas que están a nuestro alrededor están a nuestro servicio.
  7. Si tu salud se está afectando por falta de cuidado, entiende que el cuerpo no va a ser el mismo siempre, se desgasta, cansa y envejece. Es el momento de cuidar de ti. Asumir que la edad no perdona es algo que deberíamos de trabajar todos los días cuando nos levantamos. Pensamos que somos inmortales y va a ser que no.
  8. Romper el paradigma de la estética en donde creemos que la belleza está en los demás y asumir que tenemos nuestra propia belleza. Tenemos que conocernos bien y fomentar nuestras cualidades y limar nuestros defectos.
  9. Dejar de buscar desesperadamente esa pareja que va a darte la tranquilidad, estabilidad y amor propio del que careces. Si no te amas a ti mismo siempre serás un infeliz llegando incluso a retorcerte de envidia pensando que los demás tienen cosas que no se merecen.
  10. Aceptar que tu familia es como es, quienes cambiamos somos nosotros mismos para que cambie el mundo. Y si alguien de tu familia es tóxico pues no pasa nada, se asume también y te limitas a tratarlo educadamente y evitas un trato más habitual. Eso de que la familia no se elige es relativo, puedes no elegirla, pero tampoco tienes que aguantarla si es tóxica y afecta a tu salud.
  11. Buscar los deportes, artes, hobbies, prácticas que te interesan y dejar tiempo para ti mismo y  para hacer las cosas que te gustan. Todo aquello que hagas por ti mismo son endorfinas que te harán más feliz.
  12. No vuelvas a prometer cosas que no puedas cumplir pues al final lo único que consigues es frustrarte y cabrearte con la humanidad.
  13. Permite que por instantes de tu vida haya serenidad, viaja, toma tiempo para ver los pequeños detalles, eso que te parece cursi, inapropiado. A veces nos perdemos el maravilloso árbol que tenemos delante porque nos perdemos en el bosque. Los pequeños detalles son los que cuenta.
  14. Por favor no rompas corazones por no tener claridad mental, responde y has preguntas, es importante tener fundamentos con lo que se piensa y se quiere. Pero asume también que si te dicen las cosas fundamentadas cuando cometes errores es por algo y debes de aprender a usarlo para aprender. Ser humilde también es necesario.
  15. Escribe tus planes del año, dales una fecha y un procedimiento con tu propio lenguaje para que siempre lo tengas a mano y entiendas como lo tienes que hacer.
  16. Reconcíliate con las personas de tu familia con las que has dejado de hablar, no cargues conflictos ancestrales que degeneran en odios e indiferencias. Aunque si una vez que lo has intentado no ha dado resultado, tampoco te fustigues intentando año tras año. Hay cosas que no merecen la pena y en este tipo de situaciones el camino es igual de largo para ambas partes. Si la otra persona no quiere, por muy familia tuya que sea, no vale la pena.
  17. Cambia el lenguaje común de exageración, victimización, crítica, nostalgia, recuerdo del pasado, rencor, revanchismo, con el que puedes dirigirte hacia ciertos espacios de tu vida y la de los demás. El que continuamente quieres ser centro de atención con sus males y sus penas, que muchas veces son hasta falsas, acaba aburriendo y quedándose solo o sola.
  18. El perdón es un talento que se aprende de la formación emocional que se recibe en casa por lo tanto empecemos gestionando nuestro propio perdón y enseñemos a nuestros hijos a perdonar, se consigue mucha tranquilidad de espíritu y mejora el humor.
  19. NO conduzcas con agresividad, no por eso el tráfico va a ser mejor o vas a llegar más rápido, tus derechos deben ser validados con justicia, no con egocentrismo ni rabia y además te juegas tu propia vida junto con la de tus semejantes.
  20. Crítica menos a los demás por su forma de pensar, vestir, hablar o pensar. Actúa, sé parte del cambio, deja algo al mundo que se pueda apreciar. El mundo no puede estar hecho a tu medida exclusivamente, en el cabemos o deberíamos de caber todos.
  21. Recuerda dejar media hora al día para caminar, meditar, pensar, hacer ejercicio y reflexionar sobre si todo lo que estás haciendo es lo adecuado o tienes cosas que mejorar.
  22. No impongas el orgullo por encima del amor, si tienes una pareja dale amor, no te acomodes porque toca, no te acostumbres porque no hay opción, por miedo a la soledad o a no cumplir con la imposición de una familia perfecta. Intenta que tu vida emocional sea lo más equilibrada posible.
  23. Deja de esperar la felicidad y prometértela cada año. La felicidad son momentos que creas a tu parecer, ¡creala! y, sobre todo, piensa que la felicidad está en cosas muy pequeñas, en logros casi diminutos pero que a la larga harán una larga cadena de momentos felices que te acompañaran en agradables recuerdos durante toda tu vida.
  24. Retoma aquellas cosas que has abandonado y realmente deseas hacer pero siempre valorando que son cosas que en realidad te van a aportar bienestar y crecimiento personal.
  25. Que el propósito fundamental sea quererte a ti mismo, respetando tus principios y siendo fiel a tus creencias, modificando errores y defectos de carácter. Todo ello te hará ser más fuerte y aunque te dobles como el junco, no te troncharás porque tus raíces están bien asentadas en la tierra.
  26. Dejar los aparatos electrónicos en espacios de familia a diario, cenas, almuerzos, restaurantes, desayunos, reuniones, hijos, padres, pareja, amigos, mascotas, arte y céntrate en mirar al mundo con los ojos tuyos y de otros, no por medio de una pantalla.
  27.  Aprender a vivir en el presente sin proyectarse excesivamente en un futuro del cual no se tiene decisión, has lo que consideres correcto en estas 24 horas que te “pertenecen”. Y más hoy en día que con el bofetón de realidad que hemos tenido con el coronavirus hemos tenido que asumir que la felicidad, los logros y los planes se ajusta a un trayecto muy corto.
  28. Recuerda que el  dinero es relativo, no justifiques tus largas jornadas de trabajo porque tienes que ser exitoso o tienes obligaciones, no existe la manera de comprar amor o felicidad, no te pierdas momentos importantes en tu vida personal y la de tu familia. Hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
  29. Lee libros, artículos, periódicos, ve películas, entrevistas, busca buenas fuentes que te puedan informar, no creas todo a primera vista. Busca las fuentes, se un lector crítico ya que el saber no ocupa lugar.
  30. Cuida de tu salud, acude a controles médicos, chequea tu peso y tus posibles riesgos porque eso a la larga tu cuerpo te lo va a agradecer.
  31. Aprópiate del lugar en el que vives, construye un hogar en donde quiera que estés, te pertenezca o no y vivas con quien vivas. Tu hogar eres tu mismo y va contigo a todos lados, no centres la felicidad en lo exterior, sino en lo interior que es lo verdaderamente importante.
  32. Recuerda que en un año no vas a ser la misma persona, plantea objetivos para que la vida no se te vaya soñando, no es malo soñar, pero con el tiempo puede generar frustración y eso conlleva mucha infelicidad para ti y para los que viven en tu entorno.
  33. Lo que sea que te propongas no lo dejes olvidado y no apuntes grandes metas porque el que mucho abarca poco aprieta, como diría mi abuela.

Espero que esta lista os sirva para algo pero sobre todo, yo lo resumiría en pocas palabras:

  • Cuídate y cuida a tu entorno.
  • Escucha todo lo que te digan, te guste o no, y saca una enseñanza de todo.
  • Apunta metas pequeñas.
  • Si haces felices a los que te rodean vas a ser más feliz y mejor persona.
  • Huye de la gente tóxica pero no identifiques solo al tóxico con el que te dice lo que no te gusta. Es más bien al revés, el tóxico está permanentemente chupando de ti.

Y con esto solo puedo desearos una estupenda última semana del 2021 y nos vemos ya en el 2022.

Opinión, sentimientos

Lo mejor de todo: el equipo.

Hay personas que hacen un balance a finales de año, hay quien lo hace aprovechando las vacaciones y otras personas reflexionan tras una gran crisis personal, aunque también pueden hacerlo cuando el cuerpo se lo pida y mira por dónde, a mí, me lo pide hoy.

Siempre hay momentos en la vida en los que, pese a sonar a novelero, decimos que hay un antes y un después y puedo afirmar que eso me ocurrió en el 2018. Desde luego, muchas personas pueden llegar a pensar que tras lo ocurrido en el 2020, con la pandemia, ese antes y ese después queda mucho más marcado por ese nuevo estilo de vida que nos hemos visto obligados a llevar debido a un virus, que se ha integrado en nuestras vida con la misma tozudez que se instalaron las redes sociales, el internet y la vida online, nos guste o no nos guste. Pero aún así, y pese a lo real que han sido estos grandes cambios que ocurrieron en este año vírico, siempre me remitiré a esos dos años antes, donde tomé la decisión, forzada por otras situaciones, de dar un giro radical en mi vida y un salto que fue sin red y a la aventura.

Ahora que han pasado ya casi tres veranos, porque aquel cambio aunque ya se venía gestando desde meses antes se cerró en Septiembre de ese 2018, puedo hacer un balance con un buen camino recorrido y tres novelas en mi haber, además de con proyectos claros para otras tres más. Siempre que la situación lo permita, pero que coño, no nos vamos a arrugar ante las incertidumbres del futuro, que para eso tenemos las noticias de la prensa y televisión. Os preguntaréis a santo de qué viene esta reflexión y qué ha dado lugar a ella y todo empieza por esas pequeñas cosas que se hacen en la vida y que son las que marcan la diferencia.

Hoy me apetece hablar de lo mejor de ser escritora, pero desde otro punto de vista, que es desde el de ser compañera de tus compañeros. Está claro que como en cualquier otra profesión podemos ir a lo nuestro y pasar del resto de la humanidad, solo centrándonos en nuestros lectores, en nuestras ventas y en nuestras promociones, y me parece magnífico. Pero que vida tan triste si solo te miras el ombligo y más triste si, encima, lo haces pisando los callos al resto de la gente que tienes a tu alrededor. Cuando lo divertido e interesante de este mundo es el poder llegar a ampliar tus relaciones más allá de estar todo el día pegado a las redes sociales, tratando de vender, vender, vender y levantarnos y desde primera hora de la mañana hacernos un Paco Umbral y solo estar aquí para «hablar de nuestro libro».

Por supuesto mentiría si dijera que no me promociono, porque la verdad es que me encanta el marketing digital y todos los recursos y medios que hay hoy en día para facilitarlo. Ahora, también digo la verdad si os cuento que me apasiona promocionar, ayudar, conocer y trabajar con otros compañeros porque, aunque me encanta ir a lo mío, el poder formar equipo y hacer un buen trabajo de la mano de otros escritores, es de las cosas que más me gustan. Y lo hago a cambio de nada, que seguro que alguien piensa: «sí, venga ya. Y voy yo y me lo creo». Esta claro que aunque en el mundo hay más tontos que botellines, frase de un amigo que viene muy bien al caso, procuro no estar en el club de los botellines. Es de cajón que lo habitual es un quid pro quo con los compañeros, pero NUNCA exigiendo esa contrapartida. Yo hago lo que quiero o me comprometo libremente y no pido que los demás hagan lo mismo, si no, no tendría gracia. Está claro que luego como «es de bien nacidos el ser agradecidos», ya según se vea como actúa el resto de la gente conmigo, así seguirá siendo mi relación a lo largo del tiempo. Siempre aplico el refrán que me enseñó mi abuela: «Con la vara que midas serás medido».

Si os habéis percatado, esta es la mejor forma de conocer a la gente en su salsa y saber hasta dónde dan de sí. A una persona generosa, amable y agradecida se la ve venir tan pronto como a una que no lo es, y como ahora la mayor parte de las veces nos relacionamos de forma virtual, y parece más sencillo escondernos detrás de una máscara, se puede pensar que es difícil conocer a la gente, pero no, no es tan difícil. Las personas que son leales, trabajadoras, comprometidas, humildes, pero que saben lo que quieren, son muchas y fáciles de encontrar, solo hay que poner interés en buscarlas. Y eso es algo que durante tres años he hecho y me ha dado buenos resultados, lo que me ha permitido ir descartando a todas aquellas otras que no han cumplido mis expectativas, que tampoco han sido muchas las que han caído por el camino, pero a menos bulto, más claridad.

El detonante que me ha llevado a decir esto es un resumen que le he hecho a una compañera sobre las cuatro cosas que me gustan de esta profesión: escribir, leer a otros compañeros, promocionarlos y conocerlos. Y es lo que he tratado de hacer desde el principio y sobre todo en este último año. Creo que es un buen resumen de lo que debería de ser este mundo de los escritores. Luego, por supuesto, hay gente y botellines para todos los gustos, como en botica.